Revoluciones de colores y lo que dice Medvédev

Lo que no cuenta Rajoy sobre sus previsibles planes de futuro impuestos desde fuera, el anestésico del fútbol, más necesario ahora que nunca para mantener a la gente distraída, (el derby, el clásico, la selección española o lo que haga falta) ¡Qué poco pan y qué pésimo circo!, y todo aquello relacionado con la economía: los eurobonos, el Banco Central Europeo, los ajustes y su prima (la de riesgo), conforma el paisaje informativo en estos días, copando gran parte de los espacios y desplazando o anulando otros contenidos que tal vez deberían tener al menos el mismo interés que el futbolístico.

Hace unos días, un par de semanas  más o menos, el presidente de la Federación Rusa Medvédev se pronunció públicamente de manera clara y concisa en lo referente a la instalación del llamado escudo antimisiles en las proximidades de sus fronteras. El mensaje ha pasado prácticamente inadvertido para los grandes medios de información o intoxicación, pese a mostrar de manera palpable la tensión existente entre la OTAN y Rusia y el posible reinicio de una nueva carrera armamentística que nos devolvería a los tiempos de la guerra fría.  Resulta inquietante tanto el mensaje como el modo en que ha sido silenciado por los medios de comunicación, los también llamados creadores de opinión, partícipes en este juego de buenos y malos, donde las coberturas informativas se reparten de modo desigual y caprichoso y donde, según el viento que sople, se puede pasar de amigo aliado recibido con alfombra roja, a villano, dictador sátrapa asesinado por una turba de insurgentes financiados y alentados por las principales potencias económicas, tal y como se ha podido comprobar con la reciente persecución y caza de Gadafi ante el aplauso generalizado de occidente.

Aquellos tiempos, tras la caída de la Unión Soviética, en los que unos simpáticos amigos como Boris Yeltsin malvendían el país y dejaron vía libre a las grandes corporaciones entre borrachera y borrachera ya pasaron, y actualmente  resulta mucho más complicado para las compañías extranjeras acceder a los recursos de gas y petróleo en países como Venezuela o la propia Rusia, recursos rusos, por otra parte, de los que depende en gran medida Europa. Además, Rusia mantiene un gran poder militar y cuenta con el apoyo de China. Todos estos factores, y a buen seguro que hay bastantes más, se suman al reciente mensaje de Medvédev para conformar de este modo un explosivo e incómodo cocktail para occidente.

Con las recientes elecciones rusas ha vuelto a aparecer la sospecha de amaño, y la ciudadanía se ha echado a las calles para mostrar su desacuerdo, exigiendo un nuevo recuento de los votos. Esta vez las movilizaciones populares sí que han sido recogidas por los medios de comunicación, y aunque la sospecha pueda estar justificada, conviene recordar que la sombra de las coloridas y floridas revoluciones llevadas a cabo no mucho tiempo atrás, al fin de tumbar o al menos desestabilizar gobiernos o candidatos, continúa siendo alargada. La revolución de las rosas en Georgia en 2003, la Naranja en Ucrania en 2004, la de los tulipanes en Kirguistán en 2005, la fallida revolución Verde en Irán y la llamada Primavera árabe en este mismo año, son sólo algunos ejemplos de acciones populares en principio no violentas, pero alentadas y financiadas desde los Estados Unidos a través de la Fundación Soros, el IRI (Instituto Republicano Internacional) presidido por John McCain, y cuya página web declara que “identifica y da soporte a líderes” para “sentar las bases para la próxima generación de Rusia en un liderazgo democrático”, extrañas fundaciones u ONG´S financiadas por los Estados Unidos como la Fundación Nacional para la Democracia, o la ONG “Golos” que busca irregularidades en las elecciones, y cuyo objetivo parece ser el de llevar la Primavera árabe a Rusia… etc. Curiosa puede ser la situación del Partido Comunista Ruso, segunda fuerza política tras las elecciones, que puede verse comprometido entre el legítimo derecho de reclamar lo que sería justo y el hacerle el baile a las fuerzas desestabilizadoras provenientes de fuera.

web de la Fundación Nacional para la Democracia

Lo cierto, es que a día de hoy, son ya numerosas tanto las ex repúblicas soviéticas como los países que juegan un papel decisivo en la producción o distribución de gas o petróleo que cuentan con un gobierno títere pro americano. El falso discurso de la democracia y la libertad que nos venden los medios de comunicación es en realidad el de la economía y el del control de recursos y de determinadas zonas clave, y sirve tanto para poner en marcha diferentes guerras (Afganistán, Irak, Libia) como movimientos populares totalmente dirigidos y orientados a la consecución de los oscuros y ya difícilmente disimulables intereses occidentales encabezados por los Estados Unidos.

El silenciado mesanje de Medvédev con subtítulos en español.

Una respuesta a “Revoluciones de colores y lo que dice Medvédev

  1. don Gerardo de Suecia 13 diciembre, 2011 en 20:01

    ¡Gracias por la información y Feliz navidad! En mi página hay siete motivos para no reñir con niños. Bienvenidos!

    http://turbeng.wordpress.com

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